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LA TINTA DE LA MEMORIA

José Rodríguez Polvillo

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En septiembre de 1613, un sermón del padre Molina, prior del convento dominico de Regina Angelorum de Sevilla, puso de manifiesto algunas dudas sobre la concepción sin mancha de la Virgen [1]. La reacción de prácticamente todos los estamentos de la ciudad hispalense y del propio pueblo llano no se hizo esperar. Se desarrollaron numerosísimas manifestaciones populares en desagravio, así como otros tantos cultos, publicaciones y un sinfín de muestras de adhesión a la denominada "pía opinión", que defendía la concepción inmaculada de María.

Las adhesiones a la causa siguieron creciendo y el 29 de septiembre de 1615 la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla (El Silencio) fue la primera corporación en realizar 'voto de sangre' para defender que la Virgen fue concebida sin mancha.

Este mismo año, el Arzobispo y el Cabildo de Sevilla mandan a Roma una legación para solicitar al Papa la reafirmación de la doctrina inmaculista, que se había convertido prácticamente en una cuestión de Estado para el rey Felipe III, quien había adoptado el inmaculismo como seña de identidad de la Corona.

El septiembre de 1617, el decreto pontificio 'Sanctissimus Dominus Noster', del Papa Paulo V, prohibía expresamente predicar contra el inmaculismo, lo que fue recibido en Sevilla con enorme júbilo y una nueva lista de votos concepcionistas por parte de numerosas instituciones, entre ellas la Universidad hispalense, el Cabildo catedralicio y el propio Ayuntamiento sevillano.

Sin embargo, no faltaron parones ni reveses en la implantación de la doctrina inmaculista. Tras sucederse varios Pontífices menos proclives a ella, en 1644 se prohibió, al menos formalmente, utilizar la expresión "Inmaculada Concepción de la Virgen", obligándose a usar otras fórmulas que apuntaban a una santificación de María posterior a su propia concepción [2].

Todo ello, sin embargo, no afectó al fervor popular ni hizo variar el objetivo de la Corona, ahora ocupada por Felipe IV, quien creó la Real Junta de la Inmaculada Concepción [3], que sirvió de nuevo impulso a la causa. Fue así como en 1653 se vivió un importante rebrote del fervor inmaculista a todos los niveles, siendo entonces cuando la cofradía del Santísimo Sacramento de Gines realiza oficialmente su voto.

Fue el domingo 6 de julio de 1653, "en el nombre del Santísimo Sacramento y de la Purísima Concepción de la Virgen Santísima María Señora Nuestra concebida sin mancha de pecado original", cuando la Hermandad Sacramental de Gines, "imitando a las demás cofradías de la ciudad de Sevilla y demás villas y lugares de este arzobispado y de toda España (...) consagró fiesta solemne y hizo voto de defender su purísima concepción con todos los requisitos que el memorial presente declara". Esta "fiesta y procesión y voto se hizo con toda solemnidad". El juramento incluía también "defender su purísima concepción hasta por su defensa morir y derramar la sangre".

Al juramento realizado por "todos los hermanos" se unió también el Concejo de la villa, equivalente al actual Ayuntamiento, todo ello a través del presbítero Pedro de Cabrera, cura y beneficiado de Nuestra Señora de Belén.

En los libros de cuentas de la Hermandad quedaron anotados los 100 reales que, en aquella celebración de 1653, "sacaron del arca para la fiesta principal de Nuestra Señora cuando se hizo voto a la Purísima Concepción", siendo mayordomos por entonces Juan Esteban y Pedro Rodríguez, quienes serían reelegidos después hasta mayo de 1655.

También en 1653 realizaron el voto concepcionista, entre otras, la Hermandad Sacramental del Salvador (fusionada posteriormente con la penitencial de Pasión), la Vera Cruz de Albaida del Aljarafe, la de la Santa Caridad del Hospital de la Sangre, la cofradía de la Penas de Cristo Nuestro Señor (La Estrella) o la Sacramental del Sagrario de la Catedral [4], además de la Congregación de la Santísima Trinidad (Jesuitas) de Sevilla.

Ese mismo año también se nombraba a la Virgen del Rocío como Patrona de Almonte, en un documento en el que, además, se defiende la Inmaculada Concepción de María, y el 13 de octubre del mismo 1653 don Juan José de Austria, a la sazón una de las personalidades más relevantes del reino, pronuncia su particular voto inmaculista en el monasterio de Monserrat.

Tal era la efervescencia inmaculista que es también en 1653 cuando Murillo realiza su primera versión documentada de una Inmaculada, iniciando así el modelo iconográfico que tanto éxito alcanzaría después. Fue su 'Inmaculada con fray Juan de Quirós', pintada para la Capilla de la Hermandad de la Vera Cruz del Convento Casa Grande de San Francisco y que actualmente se encuentra en el Palacio Arzobispal.

Por las anotaciones contables de la cofradía del Santísimo Sacramento de Gines podemos deducir que las fiestas de la Purísima Concepción continuaron ganando importancia en los años siguientes, si bien los gastos excedían en cierta cantidad a las limosnas recibidas para sufragarlos.

Así, el 16 de agosto de 1654 se realizó la que a partir de entonces se consideró como "fiesta principal" en honor de la "Virgen Santísima María Señora Nuestra concebida sin mancha de pecado original", si bien "no alcanzaron las mandas a los dichos gastos", que ascendieron a 150 reales.

El domingo 12 de diciembre de 1655, los hermanos de la cofradía "hicieron procesión a la Purísima Concepción de Nuestra Señora en cumplimiento de su obligación". Se hizo "con la mayor solemnidad que se pudo", indicándose tanto las personas que dieron limosnas para la fiesta como los gastos que supuso. Así, se recibieron donativos por valor de 559 reales, mientras que los gastos ascendieron a 709 reales.

Algo similar ocurrió al año siguiente, 1656, cuando los donativos ascendieron a 481 reales para estos cultos, mientras que se emplearon 615 reales en su realización. Entre los gastos, podemos citar los 250 reales de la música, los 150 de la danza, los 72 que se dieron al predicador o los 35 reales para los fuegos. Se ofreció, además, un agasajo a los convidados, a los músicos y al predicador que costó 92 reales.

Hubo que esperar a 1661, años después del voto concepcionista de Gines, para que se permitiese expresamente el culto a la Inmaculada Concepción [5] y se prohibiese la doctrina contraria a este misterio, que sin embargo no alcanzaría el rango de dogma hasta cerca de 200 años después, el 8 de diciembre de 1854 mediante la carta apostólica 'Ineffabilis Deus', de Pío IX.

En cualquier caso, consta que por estas fechas el Concejo de la villa pagaba una misa el día de la Purísima Concepción, y que en junio de 1698, con ocasión de la toma de posesión de don Alejo de Guzmán como señor de la villa, los capitulares de dicho Concejo y los que desempeñaban los cargos de justicia prometieron "confesar y defender la pureza y limpieza de la siempre Virgen María, nuestra señora, desde el primer instante de su ser".[6]

Los cultos a la Purísima Concepción por parte de la cofradía del Santísimo Sacramento continuaron durante el siglo XVIII, especialmente en su segunda mitad. En la primera parte del siglo únicamente encontramos una anotación de 1722 en la que se emplean 8 reales en la misa de esta festividad, no constando otros gastos relacionados como ocurría en la centuria anterior.

Con el correr de los años, debieron retomarse los cultos a la Purísima, especialmente en los casi tres lustros que van de 1755 a 1769, en los que constan gastos considerables con motivo de esta festividad. La cofradía organizaba entonces una procesión con alguna Imagen sobre unas andas, para las que en 1766 se gastaron 4 reales "en media vara [7] de plata" para su composición. Además, se lanzaba fuegos y cohetes en dicho día, y en ocasiones quedan anotados también en las cuentas de la hermandad otros gastos asociados, como los referentes a la música, el sermón o la comida del padre predicador, entre otros.

En referencia al voto concepcionista, las diversas hermandades elaboraron con el tiempo unas insignias específicas a modo de recuerdo de dicho voto, las cuales fueron conocidas desde entonces y hasta la actualidad como 'simpecados'. La primera anotación localizada referente a un Simpecado de la Sacramental de Gines es de 1717, cuando comienza a ser citado en varias pujas que realizaban los hermanos para llevarlo durante la procesión del Jueves Santo.

El voto realizado por los hermanos del Santísimo Sacramento de Gines en 1653 finaliza con una anotación especialmente significativa y que nos habla bien a las claras de la actitud plenamente consciente de aquellas personas sobre la importancia y solemnidad de aquel acto, que concluyeron dejándolo por escrito "para perpetua memoria a todos".

JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en el Anuario de la
Hermandad Sacramental de Gines 2023


[1] ORTIZ DE ZÚÑIGA, Diego: 'Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla'. 1677.

[2] PÉREZ CAMARMA, Alberto: 'El decreto de la Congregación de Inquisición de Roma de mediados del siglo XVII. La defensa del inmaculismo marial durante el reinado de Felipe IV', en 'Cuadernos del Sur - Historia'. Núm. 46/2. 2017.

[3] La creación oficial de este organismo viene dada por el Real Decreto de Felipe IV de 21 de abril de 1652, aunque en la práctica venía existiendo desde la época de Felipe III.

[4] Esta hermandad ya había realizado el 15 de febrero de 1615 un voto solemne de celebrar anualmente una fiesta a la Inmaculada Concepción, siendo probablemente el primer acuerdo concepcionista de la ciudad de Sevilla.

[5] Mediante la promulgación de la constitución apostólica 'Sollicitudo Omnium Ecclesiarum' por parte del Papa Alejandro VII en diciembre de 1661.

[6] HERRERA GARCÍA, Antonio: 'Gines. Historia de la villa bajo el régimen señorial'. 1990.

[7] La vara castellana era una unidad de medida equivalente a 0,83 metros.
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