¿Qué es la lluvia, sino otra forma de Rocío?

Impresiones del primer camino 


No ha sido fácil, no. Pero nada que merezca la pena resulta sencillo. Nos lo habían dicho y casi no queríamos creerlo, porque nadie pone oídos a quien anuncia la dificultad, porque la costumbre nos lleva a pensar que lo insólito es, además, sinónimo de lo imposible.
Pero al Rocío de la polisemia le da igual el tiempo. Si no importan las horas para ver salir a la Señora, tampoco iba a hacerlo que un rosario de aguaceros llenase sus cuentas de caminos empapados, porque ¿qué es la lluvia, sino otra forma de Rocío?
Cada sendero que dejamos de recorrer, cada surco que transformó el polvo en barro para grabar mejor nuestra huella, cada escalón que no subimos, cada bautizo de fe que el río nos negó porque quiso llenar de Ti su caudal... Cada cosa que esperábamos y no llegó, destapaba, sin saberlo, el secreto de lo auténtico: que la ruta puede ser distinta si llega al mismo destino, y que, a veces, el camino que preferimos no es el que lleva al lugar adecuado.
Desde antes de partir, quise acercarme a Ti con una mirada pretendidamente nueva, como queriendo hacer míos tesoros que sólo se guardaban en recuerdos ajenos.
He visto al cielo jugar a favor, aunque creíamos que lo hacía en contra cuando salpicaba el sendero de nuevas pruebas a superar, lo mismo bajo una lluvia de incomodidades que tostando nuestra debilidad bajo un sol de justicia.
He visto un pueblo rezando en la penumbra en medio de la nada, una sola voz de cuerpos apenas trazados por una luz lejana que no alcanzaba siquiera para ver sus lágrimas.
He visto Verdad, mucha Verdad, la de las cosas que se hacen por sí mismas, no para ser vistas. Y todo, mientras buscaba el Amor Invicto de la Virgen.

Con mi agradecimiento más especial al grupo 'Amigos y Rocieros'.

JRP