Las reliquias de san Félix y san Celestino en la Parroquia de Gines

Quizá uno de los aspectos más desconocidos de la parroquia de Nuestra Señora de Belén es la existencia en el altar mayor, desde hace más de medio siglo, de unas reliquias de dos santos mártires de la época de los primeros cristianos: san Félix y san Celestino. 

La llegada de estas reliquias a Gines se produjo en el contexto de las reformas que tuvieron lugar en la Iglesia Católica en la década de 1960, especialmente a través del Concilio Vaticano II (1962-1965), que introdujo importantes modificaciones litúrgicas. Entre otras, los sacerdotes dejaron de oficiar la Eucaristía de espaldas a los fieles y pasaron a hacerlo de cara a ellos. Esto implicó otros cambios vinculados al anterior, como la separación entre la mesa del altar y el retablo mayor para permitir que los sacerdotes pudieran oficiar las ceremonias mirando al pueblo. 

En esta línea, el capítulo V de la instrucción conciliar 'Inter Oecumenici' (1964) indicaba que "Conviene que el altar mayor se construya separado de la pared, de modo que se pueda girar fácilmente en torno a él y celebrar de cara al pueblo. Y ocupará un lugar tan importante en el edificio sagrado que sea realmente el centro adonde espontáneamente converja la atención de toda la asamblea de los fieles". 

La parroquial de Gines necesitaba adaptarse a estas nuevas instrucciones emanadas del Concilio. Había que retirar, por lo tanto, el antiguo altar de mampostería que estaba adosado al retablo mayor, una estructura de unos 60 centímetros de profundidad en la que se depositaban los enseres durante la misa. Una vez eliminada esta mesa anexa al retablo, se retranquearon los azulejos de su frontal (respetando la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro [1]) y se situaron a modo de banco o predela del propio retablo. 

Con el objetivo de "expresar que todos los que han sido bautizados en la muerte de Cristo, y especialmente los que han derramado su sangre por el Señor, participan de la pasión de Cristo", el Ritual Consagración de Iglesias y Altares considera "oportuno conservar la tradición de la liturgia romana de colocar reliquias de mártires o de otros santos" en el propio altar, y eso fue justo lo que se hizo en Gines al consagrarse la nueva mesa del presbiterio. 

Fue el 8 de julio de 1969 cuando, según consta en el archivo de la parroquia, monseñor Alfredo Gallego Sánchez, beneficiado de la Catedral de Sevilla y delegado por el cardenal José María Bueno Monreal, "consagró el altar mayor de esta iglesia parroquial depositando en él las reliquias de los santos mártires Félix y Celestino" [2]. Las reliquias habían sido traídas de la Catedral por el propio monseñor Gallego, colocándose en una cavidad superior de la mesa elaborada a tal efecto y que luego fue tapada. 

Según recuerda nuestro párroco emérito, don Juan María Cotán, durante un tiempo se había utilizado una mesa provisional y exenta de madera, que finalmente sería sustituida por la actual, la cual fue donada por los arquitectos sevillanos Antonio Delgado Roig y Alberto Balbontín de Orta [3], que veraneaban en sus chalets de la carretera Sevilla-Huelva, actual avenida de Europa. Elaborada a base de una estructura de hormigón revestida de mármol de Lebrija, la mesa fue fijada a su ubicación actual por Antonio Hurtado Rodríguez, quien no encontró demasiada dificultad a la hora de situarla en su lugar debido a que el suelo del presbiterio cedió fácilmente al cavar para realizar la cimentación, posiblemente por haberse ubicado allí en época anterior algún enterramiento, si bien no se encontraron restos de ningún tipo. 

Las reliquias traídas a Gines en 1969 formaban parte de un conjunto donado a la Catedral de Sevilla en 1685 [4] por el entonces arzobispo de Mesina (Italia), el español Francisco Álvarez y Quiñones. En la Sacristía Mayor del templo metropolitano se siguen conservando más reliquias de san Félix y san Celestino, en concreto en sendos relicarios de la primera mitad del siglo XVIII [5], obras del platero Manuel Guerrero y Alcántara, discípulo de Juan Laureano de Pina, autor de la urna de san Fernando. 

Cabe reseñar que unos años antes de la consagración de la mesa del altar de Gines se habían depositado reliquias de los mismos santos en la bendición de otros templos del entorno. Así, el 7 de octubre de 1966, durante la consagración como basílica del nuevo templo de la Hermandad de la Macarena de Sevilla, el cardenal Bueno Monreal incluyó otras reliquias de san Félix y san Celestino en la mesa del altar mayor. Curiosamente, ese día fue el canónigo Francisco Gil Delgado, de tan grato recuerdo en Gines, el encargado de portar las reliquias [6]

Lo mismo ocurrió meses después, el 25 de abril de 1967, durante la bendición de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en Jerez de la Frontera, en cuya mesa del altar se depositaron también reliquias de los citados santos, al igual que ese mismo año en la parroquia de Nuestra Señora del Rocío de Dos Hermanas. 

También se depositaron reliquias de san Félix y san Celestino (junto a otras de las titulares del templo) en la consagración de la mesa del altar de la parroquia de las santas Justa y Rufina, en la ronda de Triana, el 6 de diciembre de 1968. 

Pero, ¿quiénes fueron estos santos? Sobre san Félix disponemos de muy escasa información. Apenas sabemos de él que fue diácono y mártir en la ciudad de Sevilla durante el siglo IV. Sus reliquias formaron parte de la procesión del Corpus Christi de Sevilla en el siglo XVIII [7] y su festividad se celebra el 2 de mayo. En cuanto a san Celestino, también fue martirizado en los inicios de la predicación cristiana bajo el Imperio Romano. Su festividad se conmemora el 15 de mayo. 

Para concluir, conviene recordar que "toda la dignidad del altar le viene de ser la mesa del Señor. Por eso los cuerpos de los mártires no honran el altar, sino que éste dignifica el sepulcro de los mártires" [8]. Ambos, san Félix y san Celestino, nos recuerdan con su presencia continua entre nosotros, en cada nueva Eucaristía que se celebra en el templo parroquial de Gines, que la fidelidad a Cristo hasta sus últimas consecuencias depara siempre la inmensa recompensa de la redención.


JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en el Anuario de la
Hermandad del Rosario de Gines 2022


[1] Elaborada en la década de 1940 utilizando una técnica mixta de cuerda seca y azulejo pintado plano, según se indica en la web www.retabloceramico.org 

[2] A.P.G. Libro de Actas de Visitas. 

[3] Ambos trabajaron juntos en importantes proyectos como la construcción del santuario de la Virgen del Rocío o la basílica del Gran Poder, entre otros. 

[4] SÁNCHEZ-LAFUENTE GÉMAR, Rafael: 'El fulgor de la plata'. 2007. 

[5] Guía digital del patrimonio cultural de Andalucía. 

[6] ABC DE SEVILLA: 'Solemne consagración del templo de Santa María de la Esperanza Macarena'. 8 de octubre de 1966. Pags 47-48. 

[7] SANZ, María Jesús: 'La procesión del Corpus en Sevilla. Influencias sociales y políticas en la evolución del cortejo'. Incluido en 'Ars longa. Cuadernos de arte'. Número 16. Universidad de Valencia. 2007. 

[8] Ritual Consagración de Iglesias y Altares.

JRP