Aunque a simple vista pudieran parecer inamovibles, lo cierto es que los cultos de una hermandad reflejan a lo largo de la Historia numerosos cambios que nos hablan sobre la evolución de las corporaciones y las devociones que las sustentan.
Para observar estos cambios, sólo tenemos que acudir a los documentos históricos que nos cuentan celebraciones en muchos casos desaparecidas y, en otros tantos, claramente diferentes a las actuales.
El que posiblemente sea el documento más importante del archivo histórico de la Hermandad Sacramental de Gines es un escrito de más de 100 páginas que no destaca precisamente por su antigüedad, sino por acercarnos a la forma en la que se celebraban los cultos y las fiestas de la corporación crucera en tiempos pasados. Se trata de las Reglas de la "Santa Cofradía de la Vera Cruz" de 1844. A pesar de estar datadas en una fecha relativamente reciente, a mediados del siglo XIX, lo verdaderamente interesante es que actúan como una verdadera recopilación normativa de la Hermandad a lo largo de los siglos, reproduciendo las reglas fundacionales, del siglo XVI, e incorporando también resúmenes de acuerdos de Cabildo que, previa aprobación por la autoridad eclesiástica, se convertían en nuevos capítulos de la propia Regla.
Se nombra en primer lugar "la fiesta principal de la invención [1] de la Cruz", que debía celebrarse "el segundo día de mayo a vísperas y el tercero a misa mayor con toda la cera y cofrades", para lo que los mayordomos debían "ataviar la iglesia muy honradamente". Era, por lo tanto, una de las celebraciones más importantes del año, como demuestra que la no asistencia de algún hermano a estos cultos le obligaba a pagar "media libra de cera".
También lo eran, por supuesto, los cultos en torno a la Semana Santa. La salida procesional, sin embargo, no era como actualmente en la tarde del Viernes Santo, sino que las reglas ordenaban una "procesión de disciplina el Jueves Santo en la noche con todos sus hermanos sin excusar a ninguno". Por falta de espacio, dejaremos los detalles de esta interesantísima procesión para otro momento. Únicamente diremos que la pena para los hermanos que no participaran en la misma ascendía hasta los dos ducados.
Los cultos de Semana Santa se completaban con la "obligación de hacer procesión la mañana de la resurrección con la mayor solemnidad que se pudiere", sin indicarse más detalles sobre la misma.
Otra de las celebraciones destacadas de la cofradía era el Corpus, "para las cuales fiestas sobre dichas puedan llevar un crucifijo toda la cera que tuviere nuestra cofradía", teniendo que pagar media libra de cera el hermano que no acudiera, no contemplándose para ello "ninguna excusa". Sabemos, sin embargo, que la situación económica no siempre permitía celebrar estos cultos como era menester. Así, está documentado que en 1702 el Conde de Fontanar, señor de Gines, constata que "en esta Villa no se hace la fiesta del Corpus por falta de medios", por lo que él mismo decide aportar el dinero necesario para su celebración.
Las actuales Misas de Hermandad parecen tener su precedente en las misas cantadas que se celebraban el primer domingo de cada mes, "pues los fundadores de esta santa cofradía lo instituyeron y ordenaron, y las tres pascuas del año por las ánimas de los difuntos". Con el tiempo, probablemente fueron sustituidas por las llamadas "misas del Santísimo Sacramento", que tenían lugar el tercer domingo del mes, incluyendo procesión claustral por el interior del templo.
En cuanto a la festividad de la Presentación del Niño Jesús al Templo (Candelaria), debemos decir que en 1699 la Hermandad acuerda hacerse cargo de este culto popular, conocido entonces como el "día de la purificación de Nuestra Señora" [2]. Hasta ese momento, "cada año había devotos que pagaban la fiesta y ponían la ofrenda de dos pichones", pero "ya no hay quien tenga esta devoción por la mucha pobreza", lo que obligó a la Hermandad a asumir los "ocho reales vellón que se pagan por la misa y procesión, y se haga la ofrenda de los pichones a costa de la dicha cofradía".
Especialmente llamativa nos parece hoy la obligación de "hacer fiesta a la Virgen y mártir Santa Catalina el primer domingo después de su día que es a 25 de noviembre". No eran éstas, sin embargo, unas celebraciones menores, como demuestra que debían hacerse "el sábado en la tarde vísperas y el día misa y a la tarde del domingo consiguiente, una vigilia y el lunes misa de réquiem por aniversario de los hermanos difuntos de esta cofradía". Muy probablemente, estos cultos estaban vinculados con el lienzo que existe en la Parroquia dedicado al Entierro de Santa Catalina de Alejandría, copia del pintado por Zurbarán en 1636 [3]. Todo hace indicar que estos cultos decaerían en la forma citada, conservándose únicamente en la actualidad la misa de hermandad por los hermanos difuntos en el mes de noviembre.
No como culto fundacional, sido adquirido en el siglo XVIII, encontramos la "misa cantada el día siete de septiembre [4] a la Gloriosa Virgen Santa Rosalía". La advocación de la Santa de Palermo estuvo desde su origen en Gines vinculada a la cofradía de la Vera Cruz, que le daba culto "con su responso doble y repique por un tributo de veinte y cuatro reales que dio D. Juan José del Castillo [5] sobre dos aranzadas y media de tierra, al pago de los linares con las condiciones de la escritura de donación que pasó ante Juan de las Cuevas en 20 de noviembre de 1715".
Otros cultos recogidos en regla eran la "fiesta de Nuestra Señora de agosto con toda solemnidad, vísperas y el día de Nuestra Señora misa y sermón del día"; también la "fiesta a la natividad de Nuestra Señora a ocho de septiembre, vísperas y procesión con la mayor solemnidad que se pudiere", y el día de la "Purísima Concepción ocho de diciembre sin vísperas", siendo la pena por no acudir a este último de dos reales de vellón.
Digamos para concluir que, a la fecha del documento (1844), no consta ninguna referencia a una celebración tan asentada hoy día como es la novena de Jornaditas, que debió aparecer en el calendario de cultos de la Hermandad en fecha posterior.
Publicado por JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO en el
Anuario de la Hermandad Sacramental de Gines 2021
[1] El término 'invención' hace referencia aquí a la etimología latina de la palabra, con el significado de 'descubrimiento'. La festividad hace alusión así al hallazgo por parte de Santa Elena de la verdadera Cruz de Cristo.
[2] Hasta el Concilio Vaticano II se celebraba como una fiesta eminentemente mariana.
[3] El original está actualmente en el Museo Nelson-Atkins, en Kansas City (Estados Unidos).
[4] Originalmente, la Iglesia celebraba la festividad de Santa Rosalía el 7 de septiembre, no el día 4 como se hace actualmente.
[5] El Escribano Real y Gobernador de la Villa D. Juan José del Castillo y de la Barrera fue hermano de la Vera Cruz de Gines, en la que ocupó diversos cargos.