Páginas

  • Inicio
  • Bio
  • Contacto
Twitter Facebook Instagram

LA TINTA DE LA MEMORIA

José Rodríguez Polvillo

  • Home
  • About us
  • Drop Down
    • Minimal
    • Sub Menu with Subs
      • Feminist
      • Persona
      • Expose
    • Powergame
    • Fashion
  • Restaurant
  • Mega menu
  • Download
Quizá uno de los aspectos más desconocidos de la parroquia de Nuestra Señora de Belén es la existencia en el altar mayor, desde hace más de medio siglo, de unas reliquias de dos santos mártires de la época de los primeros cristianos: san Félix y san Celestino. 

La llegada de estas reliquias a Gines se produjo en el contexto de las reformas que tuvieron lugar en la Iglesia Católica en la década de 1960, especialmente a través del Concilio Vaticano II (1962-1965), que introdujo importantes modificaciones litúrgicas. Entre otras, los sacerdotes dejaron de oficiar la Eucaristía de espaldas a los fieles y pasaron a hacerlo de cara a ellos. Esto implicó otros cambios vinculados al anterior, como la separación entre la mesa del altar y el retablo mayor para permitir que los sacerdotes pudieran oficiar las ceremonias mirando al pueblo. 

En esta línea, el capítulo V de la instrucción conciliar 'Inter Oecumenici' (1964) indicaba que "Conviene que el altar mayor se construya separado de la pared, de modo que se pueda girar fácilmente en torno a él y celebrar de cara al pueblo. Y ocupará un lugar tan importante en el edificio sagrado que sea realmente el centro adonde espontáneamente converja la atención de toda la asamblea de los fieles". 

La parroquial de Gines necesitaba adaptarse a estas nuevas instrucciones emanadas del Concilio. Había que retirar, por lo tanto, el antiguo altar de mampostería que estaba adosado al retablo mayor, una estructura de unos 60 centímetros de profundidad en la que se depositaban los enseres durante la misa. Una vez eliminada esta mesa anexa al retablo, se retranquearon los azulejos de su frontal (respetando la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro [1]) y se situaron a modo de banco o predela del propio retablo. 

Con el objetivo de "expresar que todos los que han sido bautizados en la muerte de Cristo, y especialmente los que han derramado su sangre por el Señor, participan de la pasión de Cristo", el Ritual Consagración de Iglesias y Altares considera "oportuno conservar la tradición de la liturgia romana de colocar reliquias de mártires o de otros santos" en el propio altar, y eso fue justo lo que se hizo en Gines al consagrarse la nueva mesa del presbiterio. 

Fue el 8 de julio de 1969 cuando, según consta en el archivo de la parroquia, monseñor Alfredo Gallego Sánchez, beneficiado de la Catedral de Sevilla y delegado por el cardenal José María Bueno Monreal, "consagró el altar mayor de esta iglesia parroquial depositando en él las reliquias de los santos mártires Félix y Celestino" [2]. Las reliquias habían sido traídas de la Catedral por el propio monseñor Gallego, colocándose en una cavidad superior de la mesa elaborada a tal efecto y que luego fue tapada. 

Según recuerda nuestro párroco emérito, don Juan María Cotán, durante un tiempo se había utilizado una mesa provisional y exenta de madera, que finalmente sería sustituida por la actual, la cual fue donada por los arquitectos sevillanos Antonio Delgado Roig y Alberto Balbontín de Orta [3], que veraneaban en sus chalets de la carretera Sevilla-Huelva, actual avenida de Europa. Elaborada a base de una estructura de hormigón revestida de mármol de Lebrija, la mesa fue fijada a su ubicación actual por Antonio Hurtado Rodríguez, quien no encontró demasiada dificultad a la hora de situarla en su lugar debido a que el suelo del presbiterio cedió fácilmente al cavar para realizar la cimentación, posiblemente por haberse ubicado allí en época anterior algún enterramiento, si bien no se encontraron restos de ningún tipo. 

Las reliquias traídas a Gines en 1969 formaban parte de un conjunto donado a la Catedral de Sevilla en 1685 [4] por el entonces arzobispo de Mesina (Italia), el español Francisco Álvarez y Quiñones. En la Sacristía Mayor del templo metropolitano se siguen conservando más reliquias de san Félix y san Celestino, en concreto en sendos relicarios de la primera mitad del siglo XVIII [5], obras del platero Manuel Guerrero y Alcántara, discípulo de Juan Laureano de Pina, autor de la urna de san Fernando. 

Cabe reseñar que unos años antes de la consagración de la mesa del altar de Gines se habían depositado reliquias de los mismos santos en la bendición de otros templos del entorno. Así, el 7 de octubre de 1966, durante la consagración como basílica del nuevo templo de la Hermandad de la Macarena de Sevilla, el cardenal Bueno Monreal incluyó otras reliquias de san Félix y san Celestino en la mesa del altar mayor. Curiosamente, ese día fue el canónigo Francisco Gil Delgado, de tan grato recuerdo en Gines, el encargado de portar las reliquias [6]. 

Lo mismo ocurrió meses después, el 25 de abril de 1967, durante la bendición de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en Jerez de la Frontera, en cuya mesa del altar se depositaron también reliquias de los citados santos, al igual que ese mismo año en la parroquia de Nuestra Señora del Rocío de Dos Hermanas. 

También se depositaron reliquias de san Félix y san Celestino (junto a otras de las titulares del templo) en la consagración de la mesa del altar de la parroquia de las santas Justa y Rufina, en la ronda de Triana, el 6 de diciembre de 1968. 

Pero, ¿quiénes fueron estos santos? Sobre san Félix disponemos de muy escasa información. Apenas sabemos de él que fue diácono y mártir en la ciudad de Sevilla durante el siglo IV. Sus reliquias formaron parte de la procesión del Corpus Christi de Sevilla en el siglo XVIII [7] y su festividad se celebra el 2 de mayo. En cuanto a san Celestino, también fue martirizado en los inicios de la predicación cristiana bajo el Imperio Romano. Su festividad se conmemora el 15 de mayo. 

Para concluir, conviene recordar que "toda la dignidad del altar le viene de ser la mesa del Señor. Por eso los cuerpos de los mártires no honran el altar, sino que éste dignifica el sepulcro de los mártires" [8]. Ambos, san Félix y san Celestino, nos recuerdan con su presencia continua entre nosotros, en cada nueva Eucaristía que se celebra en el templo parroquial de Gines, que la fidelidad a Cristo hasta sus últimas consecuencias depara siempre la inmensa recompensa de la redención.


JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en el Anuario de la
Hermandad del Rosario de Gines 2022


[1] Elaborada en la década de 1940 utilizando una técnica mixta de cuerda seca y azulejo pintado plano, según se indica en la web www.retabloceramico.org 

[2] A.P.G. Libro de Actas de Visitas. 

[3] Ambos trabajaron juntos en importantes proyectos como la construcción del santuario de la Virgen del Rocío o la basílica del Gran Poder, entre otros. 

[4] SÁNCHEZ-LAFUENTE GÉMAR, Rafael: 'El fulgor de la plata'. 2007. 

[5] Guía digital del patrimonio cultural de Andalucía. 

[6] ABC DE SEVILLA: 'Solemne consagración del templo de Santa María de la Esperanza Macarena'. 8 de octubre de 1966. Pags 47-48. 

[7] SANZ, María Jesús: 'La procesión del Corpus en Sevilla. Influencias sociales y políticas en la evolución del cortejo'. Incluido en 'Ars longa. Cuadernos de arte'. Número 16. Universidad de Valencia. 2007. 

[8] Ritual Consagración de Iglesias y Altares.
0
Share
A sus 19 años, lo que más sorprende al hablar con la ginenseMarta Borrero Fernández de la Puente es su extraordinaria madurez y una competitividad que traspasa el teléfono, porque sus continuos viajes (Francia, Portugal y diferentes lugares de España en apenas unos días) hacen poco menos que imposible el encuentro directo de quien escribe con una joven que se ha convertido ya en todo un hito de la historia deportiva de nuestro pueblo. 

Tras una trayectoria plagada de éxitos en su paso por los diferentestorneos de pádel paramenores, Marta da el salto ahora a la categoría absoluta, que ha estrenado por todo lo alto proclamándose campeona del APT Sevilla Máster disputado en las Setas de la Encarnación el pasado mes de mayo. 

Esta historia cargada de éxitos se inició en nuestro pueblo hace ya más de una década. Un día, siendo muy niña, sus padres les llevaron a su hermano Sergio y ella al Polideportivo de Gines para ver qué deporte les gustaba. Por sorprendente que hoy pueda parecer, su primera elección fue el baloncesto y, a continuación, el tenis. Sin embargo, una lesión de su padrefue la causante de que toda la familia se acabase pasando al pádel, ya que fue él quien se aficionó primero a esta disciplina por venirle mejor a su dolencia, sirviendo así de 'puente' para el resto. 

Cuando apenas tenía 6 años, el primer entrenador de Marta fue Ángel Corredera. Su afán competitivo, claro rasgo de su carácter ya por entonces, hizo que los triunfos no se hicieran esperar: campeona de Sevilla y de Andalucía, subcampeona de España... y un nombre que iba creciendo con paso firme en el panorama nacional. 

Por entonces compatibilizaba el pádel con el baloncesto, llegando incluso a formar parte de la selección sevillana de este último deporte. Compaginarlo todo con los estudios y una exigencia creciente le llevaba a querer estar en torneos de ambos deportes que muchas veces coincidían en fechas, lo que le obligó a tener que decidir. La canasta fue la descartada, no sin antes haber cometido alguna que otra 'locura' por no querer perderse nada en el camino. 

En categorías inferiores, era habitual ver a Marta enfrentarse con jugadoras mayores que ella, frente a las que dio la sorpresa más de una vez. Aquellos partidos le servían para probarse, jugando sin presión y con la mirada puesta siempre en seguir aprendiendo. 

Los éxitos seguían acumulándose, pero la gran explosión de juego y resultados estaba a punto de llegar. Fue en noviembre de 2015 cuando viajó junto a su padre a México para disputar el Campeonato del Mundo alevín, logrando contra todo pronóstico traerse a Gines nada menos que el título mundial. Dos años más tarde, en 2017, ya como infantil, fue seleccionada por el combinadonacional para el Campeonato del Mundo celebrado en Málaga, logrando su segundo título mundial, en este caso con la selección española. 

Además de los dos estos increíbles títulos internacionales que permanecerán para siempre en su memoria, Marta se muestra especialmente orgullosa del subcampeonato de España que logró con apenas 10 años en el primer torneo de este tipo en el participó y que resultó ser un aviso más que contundente para todas sus rivales. Llegarían después dos campeonatos nacionales consecutivos, en 2017 y 2018, que vinieron a certificar a la jugadora de Gines como una de las grandes promesas de todo el panorama nacional de este deporte. 

Con dos títulos mundiales ya en sus vitrinas, no fue hasta los 15 ó 16 años cuando empezó a darse cuenta de que el pádel podía ser algo más que una afición para ella. Fue un momento complicado, porque aquella sensación le llevó a hacerse la gran pregunta a la que tiene que someterse cualquier deportista que quiere estar en la élite: ¿merecen la pena todos los sacrificios necesarios para llegar a lo más alto? La respuesta fue afirmativa. El paso adelante ya estaba dado... 

Confiesa que del pádel le atrae especialmente su exigencia, que le obliga a demostrar en cada partido no sólo sus mejores cualidades como jugadora, sino una mezcla de estrategia y velocidad del juego que acaban enganchando a quien, como ella, es pura adrenalina dentro de la pista. 

La suya es una familia apasionada por el deporte. Sus dos hermanos, Sergio y Guillermo, tampoco se separan de la pala. Del primero, Marta destaca la agresividad de su juego, además de su capacidad de trabajo y una mentalidad especialmente fuerte. Del pequeño señala su enorme potencial gracias a un descaro y una valentía en la forma de jugar que "lo van a hacer muy complicado de parar".Sus padres, Sergio y María Jesús, son para ella un espejo en el que mirarse. En ellos se apoya cuando aparecen las dificultades. Le ayudan a mejorar y, a la vez, a tener los pies en el suelo, buscando siempre su crecimiento como persona por encima incluso de su propia carrera deportiva. 

Actualmente, Marta estudia Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la universidad, una carrera que, de otro modo, la mantiene vinculada a su gran pasión. Para cuando abandone las pistas, piensa ya en la docencia y la gestión deportiva, porque el deporte para ella no es sólo una afición, sino el auténtico núcleo sobre el que gira su vida. 

De la mano de su actual preparador, Pablo Loza, de la escuela 'Sí Padel', entrena en la pista seis días a la semana, además de realizar sesiones de gimnasio dos o tres veces semanales junto a Rafael Tundidor, de Ensa Sport Gines. Pero no queda ahí, ya que en estos niveles, además de la fortaleza física, resulta clave la mental, un aspecto que trabaja cada semana junto a su psicólogo deportivo,el también ginense Carlos Díaz. 

En la 'galería de ídolos' de Marta se agolpan muchos jugadores: su tocaya Marta Ortega, Paquito Navarro, Fernando Belasteguín 'Bela'... En cada uno de ellos se fija en algún aspecto concreto, buscando siempre la forma de hacer suya las cualidades que observa en los demás. Sin embargo, confiesa que su referente absoluto no practica su mismo deporte, sino uno hermano, el tenis. Y es que la mentalidad y la gestión de las dificultades de don Rafael Nadal Parera sorprende incluso a quien se mueve en la élite deportiva. 

Apoyo continuo del Ayuntamiento 
Orgullosa de su pueblo, confiesa que desde siempre se ha sentido muy acompañada y respaldada en su carrera deportiva por parte del Ayuntamiento. Cesión de instalaciones, entrenamientos, ayudas para deportistas de élite, difusión de sus éxitos... Marta ha contado en todo momento con el apoyo incondicional de su pueblo, que incluso rotuló con su nombre una de las pistas del Polideportivo tras su triunfo en el Campeonato del Mundo. 

Con la humildad como gran aliada, Marta Borrero no rehuye ningún sacrificio. Sabe que en la máxima categoría que ahora estrena cada aspecto cuenta, y que estar en lo más alto es un sueño que, por ganas y aptitudes, tiene al alcance de la mano. ¿El secreto? Ella lo tiene claro: disfrutar jugando, seguir aprendiendo, continuar creciendo en los circuitos profesionales y competir, sobre todo, para alcanzar la mejor versión de sí misma. La bicampeona del mundo 'marca Gines' pide paso. Los próximos años llevarán su nombre.

JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en la Revista de la Feria de Gines 2022
0
Share
¿Qué se puede hacer en menos de 8 segundos? Beber un vaso de agua, ojear una revista, escribir un mensaje de WhatsApp… Hay quien diría que apenas nada… Al ginense Jesús Molinero Méndez ese tiempo le sobra para proclamarse campeón de Europa. 

Concretamente, lo hizo en 7 segundos y 40 centésimas en la gran final de 60 metros lisos del campeonato de Europa en pista cubierta celebrado el pasado 24 de febrero en Braga (Portugal), donde nuestro vecino se coronó, con todo merecimiento, rey de la velocidad continental en la categoría de mayores de 50 años. 

Quien hoy marca el paso de los velocistas máster europeos pasó su infancia en el sevillano barrio de Los Remedios, familiarizándose desde la etapa escolar con deportes como balonmano, baloncesto, voleibol o futbol sala. Ya por entonces el atletismo estaba también muy presente, convirtiéndose con el tiempo en su disciplina favorita, que entrenaba en las desaparecidas instalaciones de Chapina junto al también vecino de Gines Joaquín Muñoz. 

Sus cualidades físicas le llevaron indefectiblemente a la velocidad, una rama tan exigente que requería de una enorme especialización. Fue así como comenzó a competir, logrando resultados prometedores y proclamándose finalista en 100 y Campeón de Andalucía absoluto de 4x100 en varias ocasiones. 

Un día, con 27 años, las mariposas desaparecieron y correr se hizo tan rutinario para él que la desmotivación le llevó a aparcar el atletismo durante nada menos que 15 años. 

Cierta nostalgia convenientemente alimentada a través de las redes sociales, junto con su gen competitivo natural, le llevó a volver a entrenar, ahora de la mano del atleta internacional absoluto Luis Rodríguez. No fue, ni mucho menos, un camino de rosas. Lesiones, dolorosas sesiones de fisio y no pocos contratiempos quisieron ponérselo difícil para que, años después, el triunfo supiera todavía mejor. 

Aquí fue donde el velocista demostró tener, en cierto modo, el carácter de un ‘corredor de fondo’, sabiendo sufrir cuando había que hacerlo para poder brillar llegado el momento. Ese nuevo grupo de entrenamiento, el ‘Rodríguez Team’, que comparte entre otros con la olímpica sevillana Maribel Pérez (récord de España femenina absoluta) ha tenido mucho que ver en la etapa dulce que ahora atraviesa, apoyándole y motivándole cuando las cartas venían mal dadas. 

Porque, al contrario de lo que pudiera parecer, lo más complicado para los atletas veteranos como Jesús no es la exigencia física del propio entrenamiento, sino conseguir el perfecto equilibrio entre una preparación óptima y un descanso más que necesario para evitar lesiones y fatiga muscular. Con esa idea siempre presente, Molinero entrena 2-3 días a la semana en pista (junto al estadio de La Cartuja) y uno o dos en el gimnasio, intercalando siempre jornadas de refresco para facilitar una recuperación tan importante como el propio ejercicio. 

Aunque suele disputar también los 100 y los 200 y los relevos 4x100 y 4x200, su ‘prueba reina’, la que más satisfacciones le ha dado siempre es, sin duda, los 60 metros. Reconoce, sin embargo, que por muchas veces que la haya corrido, enfrentarse a ella le llena de ansiedad, y no sólo en los instantes previos, sino durante toda la noche anterior, en la que nunca es fácil conciliar el sueño. La carrera se convierte así, en cierto modo, en una liberación, una forma de sacar todo lo que lleva dentro, como si de una terapia se tratase. 

Su forma de correr es digna de analizarse. Una concentración minuciosa da paso a una salida explosiva como pocas, lo que le sitúa, en apenas unos instantes, en franca ventaja con respecto a sus adversarios, que ya desde el inicio tienen que habituarse a ‘verle la espalda’. Sin una referencia por delante de él, su velocidad suele ir de más a menos, pero sus innegables cualidades y un afán competitivo innato bastan para hacer el resto. 

Tras pasar por el club Nerja, desde la temporada 2017-2018 milita en el Playas de Castellón, con el Villarreal CF como sponsor principal y al que define como “uno de los mejores clubes de Europa”. A pesar del importante respaldo que esto supone, los obstáculos para los deportistas veteranos no son pocos. Compaginar los entrenamientos, el trabajo, las obligaciones familiares y el coste económico que supone dedicarse al atletismo máster es todo un reto, que Molinero sobrelleva gracias al patrocinio de diferentes entidades, como Brandt Europa, una empresa sevillana de productos fitosanitarios que le financia lo más costoso: los viajes nacionales. 

Palmarés de vértigo 
Más allá del campeonato europeo, su palmarés da auténtico vértigo: Campeón de España y de Andalucía en 60 metros en pista cubierta, medalla de oro en el campeonato de Andalucía en 200 metros al aire libre, campeón nacional en 4x100 mixto en M40, campeón nacional 4x200 M35, dos veces campeón de España en 100 metros lisos, subcampeón en 200… Es, además, el actual ‘recordman’ de Andalucía en 100 metros (11.68), a una décima del récord de España; récord de los campeonatos de España de 100 M45 con 11.54, así como actual récord de España en 60 metros M45 (con 7.23) y M50 (con 7.34), siendo esta última nada menos que la mejor marca mundial del presente año. 

Más allá de los éxitos deportivos, Molinero está especialmente orgulloso del cariño que siempre le ha mostrado Gines, su pueblo de adopción, un reconocimiento que resume a la perfección su nombramiento por parte del Ayuntamiento como Ginense del Año en 2019 en el apartado de Deportes. En ese sentido, valora mucho el compromiso municipal a favor de los deportistas de élite con la entrega de ayudas directas para que puedan seguir competiendo al más alto nivel, llevando siempre por bandera el nombre de la localidad. 

Aunque el Campeonato del Mundo tendrá que esperar por ahora debido al alto coste que supone la participación para los atletas, a Jesús Molinero no le faltan retos: el principal, seguir haciendo crecer una trayectoria que va camino de la leyenda.

JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en la Revista de Feria de Gines 2022
0
Share

El 9 de febrero de 1963 ocurría un hecho insólito en el pueblo. El tractor de Matías Camino Payán se encontraba trabajando en unas obras para rebajar el terreno en la actual calle Nuestra Señora del Rocío, por entonces casi en los límites del 'Gines habitado'. Inesperadamente, el suelo cedió, abriéndose una hondonada en la que el vehículo quedó parcialmente atrapado. Tras retirarlo, los trabajadores comprobaron que había aparecido una abertura circular que daba acceso, a unos dos metros de profundidad, a una serie de galerías subterráneas nunca vistas hasta entonces. Uno de aquellos obreros, Alberto Pérez Mora, decidió comprobar de primera mano qué era aquello en realidad...

El acontecimiento resultó tan llamativo que incluso la prensa de la época se hizo eco de la noticia. Así, el diario vespertino 'Sevilla' recogía el 22 de febrero un extenso artículo que titulaba: "
Al realizarse unas obras, aparece un pozo con tres galerías, en Gines", subrayando en el subtítulo que "El hallazgo puede tener gran importancia arqueológica".

Según relata el periódico, "
Alberto Pérez decidió bajar y cuál no sería su sorpresa al apreciar que del improvisado pozo, de su base, partían tres galerías que se perdían en las entrañas de la tierra: la primera, en dirección a la hacienda de Torregines [1]; la otra, hacia el término de Villanueva del Ariscal [2], y la tercera, iba en derechura a la referida plaza del pueblo". El orificio surgió a la altura del actual garaje del centro comercial Santa Rosalía, aunque en la parte más cercana al margen contrario, a "unos cincuenta centímetros del muro que circunda la hacienda de Torregines".

Alberto Pérez informó del hallazgo "
a los compañeros de trabajo (...) y a la vecina del pueblo doña Teresa Pérez Chaparro", que vivía en las cercanías, decidiendo a continuación "realizar una somera exploración y siguió durante largo trecho la tercera galería de las indicadas, que estaba orientada hacia la plaza del pueblo y la hacienda de Santa Rosalía".

Así fue como "
recorrió un buen trecho, comprobando que se hallaba en perfecto estado de conservación y que no tenía fin. Su altura permitía recorrerla cómodamente y sin agobios; pero el hombre, temeroso de extraviarse o porque no creyó oportuno seguir por falta de recursos precisos para la aventura, volvió atrás, presentándose a las autoridades de la localidad e informándole de lo acontecido y de cuanto vio".

Lógicamente, "
la noticia corrió como la pólvora por el lugar y alrededores y la fantasía (...) no tuvo freno ni barrera", pero "por órdenes superiores, el boquete y con él las galerías, fueron de nuevo cubiertos, rellenos con la misma arena que se extrajo al ocurrir el hundimiento del tractor".

El redactor señalaba que varias personas del pueblo interesadas en la arqueología pusieron los hechos en conocimiento de "
los departamentos provinciales correspondientes", esperándose a partir de entonces "las oportunas órdenes para que se redescubra el lugar y se salga de una vez de las dudas que atosiga la curiosidad del vecindario".

Pocos días después, el 8 de marzo, el mismo periódico publicaba un segundo artículo firmado, al igual que el primero, con el pseudónimo Borbujo. Volviendo sobre el tema, el redactor señalaba que "
Unos chicos han tratado de redescubrir el 'hoyo de Gines", haciendo hincapié en que "Los vecinos desean la inmediata intervención de las autoridades y expertos para aclarar la cuestión", ya que no hacerlo "puede ser peligroso para el tesoro arqueológico nacional".

El artículo apuntaba que el descubrimiento de los días anteriores
"fue tapado nuevamente sin dar cuenta oficial al organismo provincial competente", pero pocas horas después de la publicación del hallazgo en la prensa "varios muchachos se esforzaban en desenterrar 'aquello' por su cuenta y riesgo", siendo necesario "intervenir para evitar que los curiosos chicos siguieran la obra".

La cercanía (temporal y física) del descubrimiento del tesoro del Carambolo apenas unos años antes
[3] despertó inmediatamente las especulaciones sobre el alcance del hallazgo de Gines, todo ello reforzado por la existencia también de importantes restos arqueológicos en las vecinas Castilleja de Guzmán y Valencina. El periodista del diario 'Sevilla' se pregunta así por el origen de las galerías encontradas, señalando que "un destacado vecino de la localidad muy versado en arqueología (...) conoce referencias de determinadas personas" que incluso afirmaban haber recorrido otros túneles "en varios kilómetros de longitud".

Lo cierto es que aquellos túneles fueron tapados sin más investigación. Apenas un niño por entonces, Rogelio, hijo del citado Alberto Pérez Mora, recuerda ahora cómo su padre le contó que, más allá de las propias galerías, lo único que encontró en su interior fue una vasija rota en la que podía leerse una llamativa inscripción, "
Real Tesoro", aunque lamentablemente carecía de todo contenido.

En mayo de 2017, más de medio siglo después de aquel primer hallazgo, durante unas obras de remodelación en la zona aparecían unas nuevas galerías al inicio de la cercana calle Conde de Ofalia, junto a la Plaza de España. Al contrario que entonces, en esta ocasión se quiso no sólo documentar los túneles, sino también hacerlos accesibles para posibles estudios posteriores por parte de los especialistas.

Fue así como desde la ‘Sociedad Espeleológica Geos’ se elaboró un plano completo de las galerías, relacionándolas (a falta de una investigación más profunda) con la época almohade y con un uso orientado a la conservación y almacenaje de productos agrícolas.

Ambos hallazgos, el de 1963 y el de 2017, a buen seguro relacionados entre sí, vienen a confirmar los testimonios orales que cuentan la existencia de una amplia red de galerías subterráneas en el centro de Gines.

Probablemente nunca las conozcamos en toda su dimensión. Forman parte de un pasado casi olvidado en torno a formas de vida ya desaparecidas, un patrimonio de una importancia aún por descubrir que nos aguarda oculto bajo nuestros propios pies.


JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en la Revista de la Feria de Gines 2022

 

Con mi agradecimiento más especial a Rogelio Pérez Ostos
y Juan Carlos Mora Palomo por ayudarme a completar
esta historia que, 60 años después, sigue
hablándonos del Gines más desconocido.



[1] La hacienda se encontraba en el margen derecho de la calle en dirección a la Plaza de España.

[2] Esta galería iría bajando la calle Nuestra Señora del Rocío hacia la actual calle Colón.

[3] El tesoro del Carambolo fue encontrado el 30 de septiembre de 1958.

0
Share
Aunque, como es sabido, la Hermandad del Rocío de Gines se fundó de manera formal en 1928, lo cierto es que la devoción rociera en la localidad ya debía de estar bastante extendida mucho antes. Una prueba indirecta de ello podemos encontrarla rastreando los libros bautismales de la parroquia, que nos revelan devociones y tendencias de cada época a través de los nombres impuestos a los recién nacidos en cada momento.

Fue el 21 de mayo de 1782 [1] cuando Manuel Antonio de la Rosa, cura y beneficiado de la iglesia parroquial de Gines, bautizaba solemnemente en ella a un niño al que pusieron por nombre Domingo Antonio del Rocío. El pequeño había nacido el día 10 de ese mismo mes y era hijo de Diego Bernal y de María Payán de los Reyes. Tuvo como padrinos a su tío, Domingo Payán, y a María Hurtado de los Dolores, esposa de Juan Osorio, todos ellos vecinos de Gines. 

Curiosamente, aquel varón ha quedado para la historia como la primera persona de Gines en llevar el nombre de Rocío, una denominación que, sin embargo, asociamos comúnmente a las mujeres. 

Dos años más tarde, llegaría el segundo bebé bautizado con la advocación rociera de la Virgen, quien resultó ser una hermana menor del anterior. Su nombre completo fue Josefa del Rocío Toribia, quien recibió las aguas bautismales de manos del cura y beneficiado José María de Arce y Quijada el 19 de abril de 1784, tres días después de su nacimiento. 

Los padres de ambos pequeños, los ya citados Diego Bernal [2] y María Payán, podrían considerarse así como los auténticos introductores del nombre Rocío en Gines, unos pioneros que, desde luego, acabaron abriendo el camino que muchos otros continuarían después de ellos. 

A los dos citados, les seguiría un nuevo bautizo con el nombre de Rocío en 1790, tres en 1792 y cuatro más en 1793. Hasta final de siglo, todos los años se bautizaría en la iglesia parroquial de Gines al menos un bebé con la advocación rociera. En total, son 21 los registros que aparecen en los libros parroquiales de personas a las que se impuso "Rocío" por nombre en estos años. De todos ellas, apenas 8 era mujeres frente a 13 hombres. 

En los primeros años del XIX seguirán registrándose más recién nacidos con onomástica rociera. Así, queda constancia de otros 6 bebés inscritos en los libros bautismales hasta 1816, en este caso ya sí todas niñas. 

Doscientos cuarenta años han pasado desde aquel primer bautizo en Gines con el nombre de Rocío. Aquella primera semilla sigue más que presente hoy día. Tanto es así que, sumando sus dos variantes más habituales (Rocío y María del Rocío), se sitúa actualmente como el segundo nombre de mujer más frecuente en nuestro pueblo, con una tasa de 34,61 por mil [3], sólo superado por la suma de las que llevan por nombre Carmen y María del Carmen. 

El nombre de Rocío se acerca ya, por lo tanto, a los dos siglos y medio de presencia entre nosotros, un tiempo en el que generaciones de ginenses han visto en sus semejantes un reflejo cercano de la Reina de las Marismas. 

JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en el Anuario de la
Hermandad del Rocío de Gines 2022

[1]
A.P.G. Libros Bautismales. 

[2] Aunque vecino de Gines, su familia era natural de Arcos de la Frontera (Cádiz). 

[3]
Datos del Instituto de Estadísticas y Cartografía de Andalucía a fecha 01/01/2021.
0
Share

Juan de Dios Soto y del Pozo.
IMAGEN PROPIEDAD DE:
Hdad. del Gran Poder (Sevilla)
En 2021 se cumplen 80 años del fallecimiento de una de las personalidades más relevantes de las décadas de 1920-30 en la Hermandad del Gran Poder, D. Juan de Dios Soto y del Pozo. Con motivo de este efeméride, profundizamos a continuación en algunos detalles de su vida y de su labor en la corporación de la Madrugá.

Había nacido el pequeño Juan de Dios a las cuatro de la tarde del 8 de octubre de 1860 en el domicilio familiar de la calle Daoiz número 4
en Sevilla, a la sombra de la cercana Parroquia de San Andrés, junto a la que acabaría viviendo toda su vida.

Sus padres, Federico Soto Velasco y Cesárea del Pozo Camacho, le bautizaron con el nombre de Juan de Dios Luis Gonzaga José Pedro de la Santa Trinidad, siendo el primogénito de la familia. Después nacerían sus hermanos José Luis (1861), Ana (1863), Regla (1864) y Natividad (1868) 
[1].

El nombre debió heredarlo Juan de Dios de su abuelo materno, natural de Arnedillo (La Rioja), quien se había casado con María Josefa Camacho, de la localidad sevillana de Tocina. En cuanto a los abuelos paternos, también encontramos orígenes riojanos, ya que su abuela Manuela Velasco era originaria de Nieva de Cameros, contrayendo matrimonio con el comerciante sevillano Rafael Soto.

Como se ha apuntado más arriba, nuestro protagonista llevaba en su nombre también el recuerdo a San Luis Gonzaga, al igual que al menos dos de sus hermanos (José Luis y Natividad), lo que sin duda podría interpretarse como una devoción especialmente arraigada en la familia al santo italiano.

Federico Soto, padre de nuestro biografiado, se dedicaba al comercio, siendo socio activo del Círculo Mercantil, del que llegó a formar parte de su Junta Directiva. Sus actividades comerciales le llevaron incluso a ser premiado con un Diploma de Mérito en la Exposición Universal de Viena de 1873. Hombre afamado y respetado en la ciudad, fue concejal del Ayuntamiento de Sevilla en al menos dos ocasiones.

La de Juan de Dios Soto era, queda claro, una familia de importantes recursos económicos y amplio prestigio, no sólo en su rama más directa, sino también en las adyacentes. Baste indicar, por ejemplo, que primo suyo fue Eduardo Fedriani del Pozo, catedrático de Cirugía y miembro de la Real Academia de Medicina de Sevilla, considerado pionero en la aplicación de la medicina antiséptica y aséptica y de las intervenciones quirúrgicas con anestesia con cloroformo.

Al igual que su padre años atrás, Juan de Dios Soto perteneció en 1890 a la Junta Directiva del Círculo Mercantil (entonces llamado Círculo de la Unión), participando activamente además en diferentes obras de Caridad especialmente señaladas en la ciudad, como la Junta Central de Socorro de Sevilla, de la que el propio cardenal-arzobispo Marcelo Spínola le nombra integrante en 1905 para la recaudación y reparto de ayudas con motivo de la grave crisis agrícola que se estaba viviendo.
Le acompañaban otros prohombres de la ciudad, como el hermano mayor de la Santa Caridad, el conde de Peñaflor o el hermano mayor de la Real Maestranza de Caballería, entre otros. [2] Fue una empresa en la que Spínola puso especial empeño, llegando incluso a pedir limosna él mismo para destinarla a este fin.

Juan de Dios Soto había entrado como hermano del Gran Poder en 1880. Tenía, por lo tanto, 20 años cuando ingresó en la corporación. Su primer cargo de oficial lo ocuparía en 1910 
[3], cuando fue elegido diputado de gobierno en una Junta que presidía Hilario del Camino Martínez. Aparece entonces entre el grupo de "diputados de gobierno modernos" (léase  'recién elegidos'), renovando el cargo en 1911, ahora con Antonio Mejías y Asencio como hermano mayor.

Continuaría al año siguiente (1912), pero ahora como "
segundo diputado clavero", siendo elegido en 1914 secretario primero. En dicho puesto se mantuvo con Hilario del Camino como hermano mayor hasta 1917, cuando pasó a ser mayordomo en la Junta que presidía ahora de nuevo Antonio Mejías.

Seis años ocupó la Mayordomía de la Hermandad, ya que repetiría en el cargo en el Cabildo de Elecciones de 1920, aunque en esta segunda etapa bajo la dirección como hermano mayor de otro de los hermanos Del Camino Martínez, Basilio, con cuya familia Juan de Dios Soto debió mantener una importante afinidad, como veremos.

De este vínculo surgieron, por ejemplo, las obras de reforma realizadas en esta época en el camarín del Señor en San Lorenzo. Empeño personal de Juan de Dios Soto fue, sin embargo, el amplio plan de mejora de insignias que "
se hallaban en un estado poco decoroso y otras no correspondían a la riqueza de la mayoría de ellas". Indica Soto que se estaba haciendo por parte de las Religiosas de Santa Isabel un nuevo estandarte y un Senatus "de terciopelo morado, bordados en sedas de colores y oro fino", y que también se proyectaba que las citadas religiosas hicieran "un nuevo Simpecado pues el actual es no sólo pobre su dibujo sino que su estilo no guarda armonía con los demás".

Después de 13 años ininterrumpidos en la Junta de Gobierno y 43 como hermano, Juan de Dios Soto resulta elegido como nuevo hermano mayor en el Cabildo General de Elecciones del 8 de abril de 1923, tomando posesión del cargo al día siguiente 
[4].

En octubre de ese mismo año, Soto presentó una serie de adiciones a la ordenanza de nazarenos de la Hermandad, con el objetivo de lograr "
el mayor orden y compostura". En ellas las sandalias pasan a ser el único calzado autorizado en la cofradía, debiendo ser "de becerro negro e iguales al modelo que está en la Sacristía".

Igualmente, se establece que "
para evitar los abusos que vienen cometiéndose por algunos nazarenos dentro de la Iglesia al regreso de la procesión de abalanzarse a los pasos arrebatando bruscamente las flores que los adornan", los diputados de canastillas los rodearán para evitar que los cofrades se acerquen e impedir que se produzcan "desperfectos o roturas". Un servidor de la Hermandad recogerá las flores y las depositará en bandejas "de donde pueden tomarlas los hermanos que lo deseen". La no obediencia a estas reglas podía hacer que la Hermandad "se vea obligada a recoger el escudo (...), quedando el nazareno inhabilitado para salir en la cofradía en lo sucesivo, o dejar de pertenecer a esta Hermandad, según los casos".

En estos años, la cofradía cuenta con unos 550 nazarenos con cirios y más de 70 con insignias, bocinas y canastillas, a lo que se añaden unas 600 mujeres con velas tras el Señor 
[5]. La nómina de hermanos ascendía entonces a los 1.800 aproximadamente, de los que algo más de 400 eran mujeres.

De esta época es la donación, por parte del hermano Felipe de la Hera, de una "
rica tela de raso (...) para una túnica lisa que está haciéndose por las dichas religiosas trinitarias que estrenará esta Santa Cuaresma en el camarín Nuestro Amantísimo Titular".

Siendo todavía mayordomo, Juan de Dios Soto había emprendido una importante tarea de estudio y ordenación del archivo histórico de la Hermandad, una labor a la que dedicó tres años y que vio concluida en 1924, ya como hermano mayor. Ese amplio conocimiento del pasado de la Hermandad le llevó a realizar también un amplio resumen de siete capítulos con lo más destacado de su historia, en lo que constituye probablemente el primer trabajo de este tipo realizado sobre la corporación.

Pero si por algo quedó marcado el paso de Juan de Dios Soto por la Hermandad es, sin duda, por la adquisición de la Casa de Hermandad de la calle Hernán Cortés número 6. En 1924, la corporación llevaba ya una década detrás de la posibilidad de adquirir dicha casa, situada a las espaldas de San Lorenzo. Sin embargo, el edificio no terminaba de ponerse en venta, lo que obligó a estudiar otras alternativas. Así, se propuso adquirir a la Comunidad de Religiosas de Santa María Real unos terrenos situados en la calle Pascual de Gayangos, disponiéndose incluso de planos y presupuesto para la realización de la obra. Sin embargo, finalmente las religiosas decidieron no vender, una circunstancia que prácticamente coincidió con la puesta a la venta de la casa de la calle Hernán Cortés, a la que Juan de Dios Soto se refirió en Cabildo de Oficiales catalogándola como "
local tan deseado por la Hermandad y del que hace diez años venía ocupándose de su compra". Tras breves consultas con los consiliarios, el 29 de octubre de 1924 Soto formaliza con el propietario, Juan Fernández García del Busto, la compraventa para la Hermandad. El precio fijado fue de 46.000 pesetas y la superficie unos 400 metros cuadrados, en los que se pretendía ubicar "almacenes, sala capitular y otras dependencias de gran necesidad".

Con la compra ya realizada, los trabajos de edificación del edificio deberían esperar, sin embargo, al desalojo de la casa. Una vez que salieron de ella todos los inquilinos, un año más tarde, las obras fueron adjudicadas en noviembre de 1925 al contratista Luis de Castro en 69.656,80 pesetas, nombrándose al hermano Antonio Gómez Millán, arquitecto, para la inspección de los trabajos, que se desarrollarían a lo largo de 1926.

Ya desde finales de 1925, Juan de Dios Soto comienza a ausentarse de los Cabildos de Oficiales debido a problemas de salud, recayendo la presidencia accidental durante estos meses en el consiliario primero, Hilario del Camino. En esas mismas circunstancias acabaría el mandato en abril 1926, cuando Basilio del Camino, hermano del anterior, tomaría el relevo al frente de la Hermandad en un nuevo mandato.

Después de tres años alejado de responsabilidades oficiales en la Hermandad, en 1929 Juan de Dios Soto volvería a integrarse en una Junta de Gobierno, en este caso como primer censor, con Basilio del Camino como hermano mayor.

Con la proclamación de la II República, la situación en torno a las hermandades sevillanas se enrareció notablemente. En este contexto, en 1932 las hermandades decidieron, de manera casi unánime, no procesionar por las calles de la ciudad. Así lo decidió también el Gran Poder, que acordó no salir ese año por unanimidad de los 481 hermanos presentes en el Cabildo General Extraordinario de 14 de febrero, en el que nuestro biografiado estuvo presente.

Apenas unos días después de aquel Viernes Santo sin el Señor en la calle, e
l 3 de abril de 1932 Juan de Dios Soto resultaba elegido para su segundo mandato al frente de la Hermandad. La inseguridad seguía muy presente, de manera que, llegada la Novena, la Junta de Gobierno decidió que el Señor no se trasladase de su capilla, una decisión que el propio cardenal Ilundain consideró "prudente e incluso conveniente" en atención "a los tiempos que atravesamos", indicando el prelado que "le gustaría que la Novena fuese como de rogativa, para obtener de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder el cese de la persecución de que era objeto la Iglesia Católica". La Hermandad acordó, además, establecer una guardia pagada dentro y fuera de la capilla mientras durasen las circunstancias.

En 1933, la cofradía no salió "
por subsistir las circunstancias del año anterior". Sí se celebraron, sin embargo, otros cultos. Así, el Martes Santo tuvo lugar el Solemne Besamanos al Señor en su capilla, "cantándose a voces y orquesta Salmos del Miserere, calculándose de cinco a seis mil personas que besaron la mano del Señor".

El Jueves Santo se repartieron 750 kilos de pan entre los pobres 
[6], y a las diez de la noche tenía lugar un Solemne Ejercicio y Sermón de Pasión, que predicó el padre franciscano Lizmendi, terminándose con un solemne Vía Crucis y cantos piadosos. La Hermandad acudió, igualmente, a la vela al Santísimo en la Catedral, hasta donde acudieron 358 hermanos.

Apenas unos meses más tarde, el 14 de noviembre de 1933, el Cabildo de Oficiales tomaba conocimiento de la dimisión de Juan de Dios Soto por motivos de salud. Apenas había completado un año y medio de los tres establecidos para este segundo mandato.

Juan de Dios Soto fallecía el 4 de febrero de 1941, celebrándose su funeral al día siguiente 
[7] en la parroquia de San Andrés, junto a la que había pasado toda su vida.

Sesenta y un años en la Hermandad le llevaron a ostentar el número 13 por antigüedad en la nómina de hermanos del Gran Poder
[8]. De los muchos y muy relevantes cargos que ocupó a lo largo de su vida en la Hermandad, ninguno tan íntimo como ser, desde 1923, el primer hermano designado como Camarero Perpetuo del Señor.

JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en el Anuario de la
Hermandad del Gran Poder de Sevilla 2021


[1] Archivo Municipal de Sevilla (A.M.S.). Registro Civil. Nacimientos de 1860; Censo de 1875 y Padrón de 1920.

[2] El Siglo Futuro. 22 de agosto de 1905.

[3] Archivo Hermandad del Gran Poder de Sevilla (A.H.G.P.). Libro 10.  Actas Capitulares.

[4] A.H.G.P. Libro 11. Actas Capitulares.

[5] Una de ellas era habitualmente la Infanta Luisa de Orleans y Borbón, hermana de la corporación y abuela materna de S.M. Juan Carlos I.

[6] En enero, ya se habían donado 100 papeletas de pan a la Asociación Sevillana de Caridad (El Noticiero Sevillano. 6 de enero de 1933).

[7] ABC de Sevilla. 6 de febrero de 1941.

[8] A.H.G.P. Libro 59. Índice de antigüedad de hermanos. 1937.

0
Share

Los disciplinantes, por José Gutiérrez Solana (1933)
Cerca de 500 años llevan los cruceros de Gines rindiendo culto a la Santa Vera Cruz de Cristo, una devoción que, desde los orígenes, tiene su culmen cada año en la procesión de los hermanos y devotos por las calles del pueblo como demostración pública de Fe.

Aunque sin perder nunca su esencia como expresión de una devoción, en estos casi cinco siglos la Hermandad ha visto modificada de manera importante su presencia en la calle. En las siguientes líneas nos acercamos a aquella primitiva cofradía, de la que diremos, como primera y significativa diferencia con respecto a la actual, que tenía lugar en la noche del Jueves Santo.

Las Reglas de 1844, que transcriben las del siglo XVI, recogen con todo lujo de detalles cómo era aquella procesión de la Hermandad y Cofradía de la Santa Vera Cruz de Gines en esta época fundacional, cuando presentaba una disposición prácticamente calcada a la de la Vera Cruz de Sevilla de estos años.

A modo de preparación, el Domingo de Ramos se hacía un cabildo general en el que se les requería a los cofrades "si están confesados y les hagan que se pidan perdón unos a otros". De no hacerlo, debían aportar una limosna equivalente a media arroba de cera que se dedicaba a los gastos de la procesión. Independientemente de ello, todos los presentes estaban obligados a echar en una vasija grande dispuesta para la ocasión "una limosna (...) la que cada uno quisiere para ayudar a los gastos de la cofradía".

Participar en la procesión era obligatorio para todos los hermanos. Así, el mismo Jueves Santo, antes de salir la comitiva, el escribano tomaba nota de todos los cofrades presentados para participar en la salida, comprobando así "quien falta y no viene a cumplir su juramento como es obligado". Se les citaba a las cinco de la tarde y debían acudir confesados y comulgados "so pena de perjuro".

La procesión salía de noche desde la Parroquia, emprendiendo su recorrido hasta la iglesia de San Pedro, en Cazalleja de Almanzor [1], regresando después al templo de Nuestra Señora de Belén.

Una procesión de flagelantes en Países Bajos  (1350)

Abriendo la procesión figuraba "una seña negra con una cruz colorada" portada por uno de los mayordomos junto a otros seis cofrades "con sus hachas vestidos de negro". A continuación, iban dos filas de cofrades de sangre, con un cofrade de luz iluminando cada cinco disciplinantes. Este esquema se repetiría hasta el final de la cofradía, donde podía verse "un crucifijo grande en su cruz", el cual era portado siempre por una "persona eclesiástica y que vaya vestido con su camisa negra". Le acompañaban seis cofrades "con sus hachas y camisas negras" y varios clérigos. La cera empleada era "verde (...) con un escudo colorado". Cuando era posible, acompañaban la comitiva varios cantores y "una trompeta tañendo de dolor".

Además, tras el crucifijo se podían unir a la comitiva personas no pertenecientes a la Hermandad , las cuales eran puestas en orden por cuatro hermanos designados para ello y que portaban "varas y bastones verdes en las manos". Esta incorporación de no hermanos a la comitiva era habitual, con idea de "ganar los perdones de la Santa Bula", en alusión a las gracias e indulgencias otorgadas por el Papa Paulo III para todos los que participasen en las cofradías de la Vera Cruz tanto el Jueves como el Viernes Santo.

Durante toda la procesión, los cofrades de sangre se autoflagelaban, causándose heridas (especialmente en la espalda) con idea de identificarse mejor con el sufrimiento de Cristo en su Pasión. Esta práctica se venía llevando a cabo desde hacía tiempo en el seno del cristianismo, primero por parte de los religiosos de manera privada y a partir del siglo XV por parte de los laicos y de manera pública a través de las cofradías.

Vestían "camisa de anjeo [2] curado y largas hasta el suelo con capirotes romos que cubran el rostro". Cada uno de ellos debía llevar su propia disciplina, que debía ser "de manojo con sus rodezuelas", si bien la Hermandad disponía de estos aparejos para los cofrades que no los tuvieran, que debían pagar tres reales por el préstamo. Las citadas rodezuelas eran "como unos bolillos de cera, cubiertos de hilo basto, cuyas extremidades terminaban casi en punta, y en su centro, que figuraba una rueda, estaban embutidas varias piedrecitas, adelgazadas sus puntas, con las cuales se herían notablemente los que se disciplinaban" [3]. Además, estos cofrades ceñían el cordón de San Francisco y el escudo en el pecho "con las insignias de la Santa Vera Cruz y sangre de Cristo", yendo descalzos en su mayoría, salvo casos especiales.

Procesión de disciplinantes (círculo de Goya) Siglo XIX

Estaban obligados a hacer la disciplina cada Jueves Santo durante toda su vida "salvo por vejez o por otra causa legítima", y si estaban indispuestos o se encontraban fuera del pueblo el Jueves Santo, debían dar una limosna "para que sea absuelto del juramento".

El otro tipo de hermanos al que hemos aludido al describir la procesión, los cofrades de luz, no podían ser más de la cuarta parte del número total de cofrades de sangre y, al contrario que estos, no realizaban la disciplina el Jueves Santo, sino que se dedicaban a portar las velas o hachas que iluminaban la comitiva, además de ayudar a los disciplinantes y a los oficiales de la Hermandad en todo lo que fuera necesario. Para acceder a la cofradía debían pagar 12 reales y dos libras de cera, justo el doble que los cofrades de sangre.

Una vez que la procesión completaba su regreso, se entregaba a los hermanos "algunos confites y vino" para reponer fuerzas. Además, uno de los mayordomos y varios cofrades habían preparado para entonces en vasijas grandes un lavatorio "para el bien y salud de nuestros cuerpos". Con ello se ayudaba a que cicatrizasen las heridas producidas por la disciplina en los hermanos de sangre, evitando infecciones y otros problemas.

Terminaba así la procesión de la Vera Cruz por las calles de Gines, una demostración pública de Fe que, con los matices que imprime el tiempo, sigue vigente casi cinco siglos después.


JOSÉ RODRÍGUEZ POLVILLO
Publicado en el Anuario de la
Hermandad Sacramental de Gines 2022


[1] Ya en 1688 hay constancia del mal estado de este templo, dependiente de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén. La iglesia de Cazalleja fue derribada en 1727.

[2] El anjeo era un tejido basto a modo de lienzo.

[3] BERMEJO Y CARBALLO, José: 'Glorias religiosas de Sevilla'. 1882.

0
Share

El retablo mayor de la iglesia parroquial
de Santiago de Castilleja de la Cuesta.

El retablo mayor de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta es una obra neogótica del siglo XIX cuyo conjunto fue restaurado y enriquecido en 1994 por el tallista Guzmán Bejarano [1], incorporándosele a partir de este momento también una serie de pinturas para completar el conjunto que hoy vemos.

El motivo principal de la notable transformación que sufrió el retablo en aquellos años fue la entronización de Nuestra Señora de la Soledad en la presidencia del mismo, un hecho que tuvo lugar en 1992.

En las siguientes líneas, nos disponemos a desglosar el programa iconográfico de dicho retablo, cuyas bases podemos encontrarlas en el primer Renacimiento italiano, reproduciéndose de manera prácticamente idéntica distintas obras de maestros del 'Quattrocento' que identificaremos a lo largo del presente estudio.

EL PROFETA JEREMÍAS

Comenzando por la zona superior izquierda del retablo santiaguista, identificamos en primer lugar una pintura que reproduce la realizada por el insigne Piero della Francesca entre 1452 y 1466 para la basílica de San Francisco en Arezzo, en la Toscana italiana. Se trata del Profeta Jeremías, que en el templo de Santiago vemos, al igual que en el original, sobre fondo oscuro.

La obra de Della Francesca forma parte de una serie de frescos ubicados en la capilla Bacci del citado templo italiano y denominados genéricamente 'La leyenda de la Vera Cruz'. El conjunto está considerado, de manera unánime, una de las obras maestras de toda la pintura renacentista.

La fidelidad de la pintura santiaguista con respecto al original es prácticamente total, reproduciéndose al santo tanto en idéntica posición como de manera idéntica en cuanto al colorido y disposición de sus ropajes.

MARÍA MAGDALENA

El profeta Jeremías y María Magdalena, en el 
retablo santiaguista de Castilleja.
Nos detenemos ahora en la segunda pintura de la zona superior del retablo de Santiago. Al igual que en el caso anterior, encontramos aquí que el modelo elegido es, de nuevo, un fresco del pintor renacentista Piero della Francesca. Se trata en este caso de la María Magdalena de la Catedral de San Donato, de nuevo en la ciudad de Arezzo (Italia). Coetánea del modelo anterior, está fechada en 1460.

La santa viene identificada fundamentalmente por uno de sus atributos más característicos: un tarro de cristal para ungüentos que sostiene en su mano izquierda y que, tal y como recoge el Evangelio [2], sirvieron para ungir el cuerpo de Cristo.

Mientras que el modelo italiano aparece enmarcado por un arco con decoración clasicista, en la parroquial santiaguista de Castilleja se opta por el fondo neutro. En esta línea, otras variaciones destacables entre ambas representaciones son el cambio en el tipo de calzado y la tonalidad del manto de la santa.

EL ARCÁNGEL GABRIEL

Del grupo de seis pinturas que flanquean la imagen de Nuestra Señora de la Soledad nos centramos a continuación en las dos intermedias. Se trata de dos figuras concebidas de manera prácticamente idéntica aunque en posiciones invertidas, a modo de espejo, reforzando con ello la simetría general del retablo. Curiosamente, ambas representan al mismo personaje bíblico: el Arcángel Gabriel en el momento de la Anunciación.

La primera de estas figuras simétricas, la situada en el margen izquierdo, sigue de manera prácticamente idéntica al Arcángel del Políptico de San Antonio realizado por Piero della Francesca hacia 1469 para el convento dedicado a este santo en Perugia. La obra original está ejecutada al temple sobre tabla y se conserva actualmente en la Galería Nacional de Umbría [3], en Perugia, situándose la escena de la Anunciación, de la que está tomado el arcángel, en la parte alta del políptico.

Representación duplicada del arcángel Gabriel
en el retablo mayor castillejano.

La reproducción del templo santiaguista sigue de nuevo al detalle el modelo italiano, tanto en la posición arrodillada de la figura, la disposición de las manos, la forma y el color de las vestimentas, e incluso el gesto del arcángel, con la única diferencia, al igual que en el caso de María Magdalena, de la eliminación del fondo arquitectónico que completa el ático del políptico transalpino.

En el flanco opuesto del retablo de Castilleja de la Cuesta encontramos una figura prácticamente idéntica pero con sus rasgos a la inversa y con casi la única diferencia con respecto al anterior del color del cabello y de los ropajes. No se trata, por lo tanto, de una nueva figura propiamente dicha, ni se busca aquí una nueva obra que replicar como en el caso del Arcángel Gabriel de Della Francesca. Por el contrario, lo que se pretende con esta figura especular es la total simetría y el equilibrio de las formas propio de la primera etapa del Renacimiento a la que alude todo el conjunto.

SAN PEDRO Y SAN JUAN BAUTISTA

Las dos últimas de las pinturas principales del retablo de la parroquial de Santiago, situadas en la zona inferior del mismo, guardan una estrecha relación entre sí. De hecho, ambas recrean dos de las tablas que componían el Políptico Griffoni, realizado hacia 1470-1473 por Francesco del Cossa y Ercole de Roberti para la capilla de la familia Griffoni de la Basílica de San Petronio, en Bolonia.

Estas obras representan a San Pedro (izquierda) y San Juan Bautista (derecha) respectivamente, siendo las originales pintadas al temple y oro sobre tabla por el citado Francesco del Cossa.

El retablo de Castilleja de la Cuesta
incluye estas representaciones de
San Pedro y San juan Bautista.

El políptico al que pertenecían originalmente estaba dedicado a San Vicente Ferrer (canonizado en 1455, poco antes de su realización) y fue lamentablemente despiezado en el siglo XVIII. Actualmente, las tablas correspondientes a ambos santos se conservan en la Pinacoteca de Brera (Milán) [4].

Destaca aquí especialmente la gran fidelidad de las pinturas del templo santiaguista con respecto a los modelos italianos, reproduciendo con todo detalle tanto las posturas de las figuras como los pliegues de los ropajes y el colorido de ambos santos, que apenas difieren de los originales en pequeños rasgos, como la aparición de una única llave en San Pedro (en lugar de las dos de la pintura italiana) y la no inclusión en la versión castillejana de la filacteria que acompaña al San Juan Bautista pintado por Del Cossa.

De nuevo en las reproducciones de la parroquial santiaguista de Castilleja se ha prescindido de los paisajes originales para llevar las figuras de los santos a unas estancias interiores recreadas a partir de una solería idealizada y fondos neutros.

Señalemos, por último, que ambas figuras ocupan en el retablo santiaguista idéntica posición a la que ocupaban en el Políptico Griffoni, es decir, San Pedro a la izquierda y San Juan a la derecha, flanqueando ambas la figura central, ocupada en el original por el ya citado San Vicente Ferrer y en la parroquial de Santiago por Nuestra Señora de la Soledad.

ESCENAS DE LA PASIÓN EN LA PREDELA

Las pinturas de la predela reflejan
escenas de la Pasión de Cristo.
Mención aparte merece la predela o banco inferior del retablo, cuyas pinturas son muy desconocidas incluso para los propios fieles debido a su tamaño reducido y a la dificultad de acceder a ellas por encontrarse en el propio presbiterio. En este caso, el programa iconográfico gira en torno a diferentes escenas (nueve en total) de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. De izquierda a derecha, las escenas representadas y los modelos escogidos para ello son los siguientes:

1.- Entrada en Jerusalén (Giotto).

2.- Cristo en el huerto de los Olivos (Giovanni Bellini).

3.- Beso de Judas (Giotto).

4.- Flagelación (Giotto).

5.- La última cena (Giotto).

6.- Camino del Calvario (Giotto).

7.- Crucifixión (Piero della Francesca) (Incluido en el Políptico de la Misericordia).

8.- Lamentación sobre Cristo muerto (Giotto).

9.- La resurrección de Cristo (Piero della Francesca).

Como puede observarse, de nuevo aquí los modelos elegidos son renacentistas o precursores del Renacimiento, como es el caso de Giotto.

De nuevo aquí se reproducen de manera idéntica los motivos originales, salvo en el caso de la 'Lamentación sobre Cristo muerto', de Giotto, representada en la parroquial santiaguista de Castilleja de manera invertida.

TRES AUTORES PARA UNA OBRA CORAL

Siguiendo los citados modelos italianos, las pinturas de la parroquial santiaguista de Castilleja fueron realizadas en el último tercio del siglo XX por tres autores diferentes. En primer lugar, Fernando González Camacho ejecutó las dos situadas en la zona inferior: San Pedro y San Juan Bautista. Después, Ignacio Tovar y Manuel Villadiego se repartieron las cuatro restantes, realizando Tovar las de San Jeremías y el Arcángel Gabriel de la derecha, y Villadiego la Magdalena y el arcángel ubicado a la izquierda.

Las pinturas de la predela también corrieron a cargo de Ignacio Tovar que, tal y como recuerda él mismo, fue quien eligió los temas tanto de sus propias pinturas como de las de Manuel Villadiego. En esta elección tuvo un peso fundamental su estancia en Italia apenas dos años antes, donde se había 'empapado' de los autores del 'Quattrocento'.

EL PROGRAMA ICONOGRÁFICO EN SU CONJUNTO

Dejando al margen las imágenes escultóricas que completan el retablo (Santiago Peregrino y Santo Domingo de Guzmán), cuyo análisis excede del objetivo de este artículo, podemos concluir que las obras pictóricas del retablo mayor de la parroquial de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta responden a un programa iconográfico de una importante significación.

Así, Jeremías aparecería en representación de todos los profetas, simbolizando el cumplimiento de las Sagradas Escrituras en la vida y enseñanzas de Jesucristo. Al otro lado, María Magdalena vendría a representar al conjunto de los seguidores de Jesús, más allá incluso del grupo de los Doce, simbolizando además (a través del tarro de ungüentos) la vinculación de la Hermandad Sacramental de Santiago Apóstol con el enterramiento de Jesús a través de su Titular, el Santísimo Cristo de los Remedios.

La doble representación del Arcángel Gabriel, de manera simétrica a ambos lados de Nuestra Señora de la Soledad, destaca la más estrecha ligazón de María con Cristo a través de la Encarnación, así como el título de la Virgen como Reina del Cielo ante la que se postran los coros celestiales.

Por último, las dos últimos figuras representadas, San Pedro y San Juan Bautista, vendrían a reflejar la continuidad temporal de la Fe, con San Juan Bautista como precursor de Cristo y San Pedro como continuador de su autoridad en la Tierra a través de la Iglesia.

Digamos para terminar que, salvo las ubicadas en la predela, todas las obras tomadas como referencia para la elaboración de las pinturas del retablo santiaguista fueron realizadas en un muy corto periodo de tiempo, apenas 20 años, y que sus ubicaciones originales apenas distan unos 250 kilómetros entre sí.

Todo lo expuesto nos habla bien a las claras de un retablo mayor claramente inspirado en el primer Renacimiento italiano, una obra en la que se reproduce una selecta colección de obras de autores de primerísimo nivel.

José Rodríguez Polvillo
Archivero de la Hermandad Sacramental
de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta



[1] PRIETO GORDILLO, Juan: 'La Hermandad de la Plaza de Castilleja de la Cuesta (1370-2000)'. Castilleja de la Cuesta, 1999. Pag. 27.

[2] Marcos, 16:1.

[3] Galería Nacional de Umbría: https://gallerianazionaledellumbria.it/

[4] Pinacoteca Brera: https://pinacotecabrera.org



FOTOS: Antonio Jesús Sánchez Guerra y Rafael Tovar Villadiego.
0
Share
Entradas más recientes Entradas antiguas Inicio

Sobre mí

Más breve

  • Twitter
  • Instagram
  • Facebook

Lo más leído

  • ¿Qué es la lluvia, sino otra forma de Rocío?
    Impresiones del primer camino  No ha sido fácil, no. Pero nada que merezca la pena resulta sencillo. Nos lo habían dicho y casi no qu...
  • 1519-1522: la primera Vuelta al Mundo y la Cruz de Santiago
    El 10 de agosto [de 2019] se cumplieron 500 años del inicio de una gesta sin paragón: la Primera Vuelta al Mundo, una iniciativa española ...
  • 300 años del 'milagro del pozo'
    El 18 de octubre se cumplen 300 años de uno de los hechos que se sitúan en los mismos orígenes de la devoción a Santa Rosalía en Gines...
  • 1963. Primera aparición de las galerías subterráneas de Gines
    El 9 de febrero de 1963 ocurría un hecho insólito en el pueblo. El tractor de Matías Camino Payán se encontraba trabajando en unas obras par...
  • Los Campanilleros de La Plaza y la Virgen del Rocío
    Si hablamos del Coro de Campanilleros 'Nuestra Señora de la Soledad' y del año 1924, parece que estemos abocados a hacerlo de la cél...
  • Dios en la luz
    Hay momentos en el año que siguen viviendo en el sueño de lo inmarcesible. No es que no haya pasado el tiempo por ellos, es que uno tiene ...
  • 1897, cuando el Sorteo de Navidad tocó en Castilleja
    Fue un sexto premio, pero sin duda tuvo que ser todo un acontecimiento en el pueblo. En 1897 el Sorteo de Lotería de Navidad dejaba un b...
  • Las reliquias de san Félix y san Celestino en la Parroquia de Gines
    Quizá uno de los aspectos más desconocidos de la parroquia de Nuestra Señora de Belén es la existencia en el altar mayor, desde hace más de ...
  • Lo que evoca tu nombre
    Lo sabes muy bien. Las palabras guardan un secreto. Mientras nos hablan de cualquier otra cosa, lo ocultan, pudorosas, sin querer darse la i...
  • Así era la procesión de la Santa Vera Cruz de Gines en el siglo XVI
    Los disciplinantes, por José Gutiérrez Solana (1933) Cerca de 500 años llevan los cruceros de Gines rindiendo culto a la Santa Vera Cruz de ...

Aquí se habla de...

  • Arte
  • Castilleja
  • Deporte
  • Gines
  • Gran Poder
  • Hernán Cortés
  • Historia
  • Patrimonio
  • Rocío
  • Sevilla
  • Valencina de la Concepción
  • Virgen de los Reyes
  • Inicio
  • _Multi DropDown
  • __DropDown 1
  • __DropDown 2
  • _ShortCodes
  • _SiteMap
  • _Error Page
  • Bio
  • Contacto

Archivo

  • ►  2025 (2)
    • ►  mayo (1)
    • ►  marzo (1)
  • ►  2024 (6)
    • ►  noviembre (1)
    • ►  octubre (2)
    • ►  junio (1)
    • ►  mayo (1)
    • ►  abril (1)
  • ►  2023 (5)
    • ►  octubre (1)
    • ►  julio (1)
    • ►  mayo (2)
    • ►  enero (1)
  • ▼  2022 (8)
    • ▼  septiembre (1)
      • Las reliquias de san Félix y san Celestino en la P...
    • ►  julio (3)
      • Marta Borrero, una campeona del mundo 'marca Gines'
      • Jesús Molinero, menos de 8 segundos para reinar en...
      • 1963. Primera aparición de las galerías subterrán...
    • ►  mayo (2)
      • Rocío, un nombre que recorre Gines desde el siglo ...
      • Juan de Dios Soto del Pozo y la Hermandad del Gran...
    • ►  febrero (2)
      • Así era la procesión de la Santa Vera Cruz de Gine...
      • Las pinturas del retablo mayor de la parroquial de...
  • ►  2021 (6)
    • ►  septiembre (1)
    • ►  julio (2)
    • ►  enero (3)
  • ►  2020 (3)
    • ►  septiembre (1)
    • ►  mayo (1)
    • ►  enero (1)
  • ►  2019 (4)
    • ►  diciembre (1)
    • ►  septiembre (1)
    • ►  julio (1)
    • ►  enero (1)
  • ►  2018 (3)
    • ►  septiembre (1)
    • ►  abril (1)
    • ►  enero (1)
  • ►  2017 (1)
    • ►  diciembre (1)
  • ►  2016 (1)
    • ►  mayo (1)
  • ►  2015 (3)
    • ►  marzo (1)
    • ►  febrero (1)
    • ►  enero (1)

Temas

  • Arte
  • Castilleja
  • Deporte
  • Gines
  • Gran Poder
  • Hernán Cortés
  • Historia
  • Patrimonio
  • Rocío
  • Sevilla
  • Valencina de la Concepción
  • Virgen de los Reyes

Lo más leído

  • ¿Qué es la lluvia, sino otra forma de Rocío?
  • 1519-1522: la primera Vuelta al Mundo y la Cruz de Santiago
  • 300 años del 'milagro del pozo'
  • 1963. Primera aparición de las galerías subterráneas de Gines

Buscar en este blog

Copyright © 2015 LA TINTA DE LA MEMORIA

Created By ThemeXpose